ACTÚA HOY

• A las 21 en la Casa de la Cultura de Bella Vista (Marconi 644).

La independencia argentina no fue un episodio, sino un proceso lento, difícil, angustioso y controvertido, con personajes antagónicos y enfrentados. Esa complejidad es frecuentemente obviada en los libros, que reduce los conflictos que existieron a unos pocos y los limita en el tiempo y en sus consecuencias.

“La historia se compone de la recopilación de los datos y de su interpretación que es, sin lugar a dudas, ideológica. No es que esté mal explicada, sino que lo está desde un lugar ideológico, que tal vez no reconoció o no aclaró las diferencias”, sostuvo Manuel Garavat, autor, director y protagonista de “Independientes”, la obra teatral con la cual está recorriendo la provincia y que esta noche de presentará en Bella Vista.

El grupo El Teatro en la Luna (lo integran Daniela Villalba, Filomena Sánchez y Sebastián Menin, aparte de Garavat) ya va concretando más de 80 presentaciones de esta obra, que se cierra con un debate abierto con el público. “Somos actores que nos cuestionamos y preguntamos, y por eso realizamos esta puesta. El arte y principalmente el teatro son políticos, y queríamos poner en cuestión la historia tal como nos la contaron, reflexionar y cuestionar nuestra realidad, conocer el pasado para entender el presente como diría Manuel Belgrano, quien tenía una concepción de país totalmente antagónica de la de Bernardino Rivadavia, por ejemplo”, señaló el director.

El trabajo comenzó con el estudio y revisión de distintos textos, como el Acta de la Independencia, firmada por representantes de provincias que hoy no forman parte de la Argentina, mientras que otras actuales entonces no participaron.

Grandes muñecos

La propuesta está estructurada a partir de grandes muñecos que representan a los próceres de la libertad y que interactúan con personajes comunes de la época y con otros actuales. En esa dinámica van surgiendo los diálogos que recorren los puntos centrales del proceso independista.

“El planteo estético está vinculado con profundizar en la raíz argentina que es el circo criollo, lo más representativo del teatro nacional. En este caso utilizamos el recurso de la máscara y lo que entendemos como sus hermanos, el Marot y el títere, por la enorme cantidad de personajes y la riqueza teatral que ellos aportan. Venimos trabajando desde hace mucho en esa línea, y ‘Quijotes criollos’ es un antecedente, porque los próceres eran sujetos descomunales que pensaron una realidad distinta, que no existía, como nuestros muñecotes con cabezas de 45 centímetros”, explicó.

Esta técnica le permite entrar y salir de la historia constantemente, y que cada artista pueda interpretar muchos personajes distintos. Además, la construcción le facilita la construcción del vínculo teatral con los adolescentes y los jóvenes, que es el público al cual va dirigida la obra, aunque es para todo público, incluso infantil: “son los que menos espontáneamente irán al teatro; si logramos que lo vean, llegará la reflexión y además vamos a lograr que se diviertan”, sostuvo.

“Las fechas conmemorativas son momentos reflexivos en donde nos preguntamos de dónde venimos y cuál es sobre nuestra nacionalidad. Como actores creemos fundamental repensar los momentos fundantes, ponerlos en cuestión e interpelarlos para entender mejor nuestra realidad actual. Toda cultura se fortalece valorando sus costumbres y lo que representa o refleja el sentir de nuestro público”, concluyó.